lunes, 22 de diciembre de 2014

Final Diciembre (2do cuatrimestre 2014)

Trabajo y Sociedad
Final Diciembre. 2do cuatrimestre 2014

1) Un docente que trabaja en calidad de dependencia y remunerado durante 32 horas. Pertenece al grupo de "Ocupado pleno" ¿Verdadero o Falso? Justificar

2) Según lo expuesto en el texto de Palomonio  ¿La PEA durante los períodos 1980-1990 aumentó o disminuyó? Explique

3) De dos ejemplos de dimensión subjetiva y dos ejemplos de dimensión objetiva.

4) Según el texto desarrollado por Cortéz y Marshall, identifiquen y expliquen cada uno de los instrumentos através de los cuales el Estado regula el mercado de trabajo.

5)Según Marta Novick. Defina los rasgos centrales del modelo de organización sindical tradicional que se constituyó a partir de 1950.

6) La siguiente afirmación pertenece a la palabra Tercerización "Actividades de la economía pasan al sector terciario" ¿Verdadero o Falso? Justificar.

Primer Parcial (2do cuatrimestre 2014)

Trabajo y Sociedad
Primer Parcial. 2do cuatrimestre 2014

1) De tres ejemplos de dimensión subjetiva.


2) Mencione las diferencias entre las relaciones capitalistas de producción y cómo se hacen posibles.


3) Explique el mercado de trabajo en la Argentina en los dos períodos (1947-1980 y 1980-1991) y el ingreso de la mujer al mercado de traba a partir de los 80´.


4) ¿Qué es la PEI?


5) Una persona que realiza trabaja doméstico, en calidad de dependencia y remunerado durante 32 horas:

¿A qué grupo pertenece? Marque con una cruz la opción correcta y justifique.
-Subocupado
-Ocupado pleno
-Subocupado invisible
-Subocupado visible

Segundo Parcial (2do cuatrimestre 2014)

Trabajo y Sociedad 
Segundo Parcial. 2do cuatrimestre 2014
             
1)Considerando el desarrollo que realizan las autoras Marshall y Pelerman señale cuáles fueron los cambios en la negociación colectiva que a mediados de los años 90´ hicieron que los sindicatos pierdan el estándar común para la negociación sindical.

2)¿Tercerización y terciarización significa lo mismo? Defina ambos conceptos en base a lo desarrollado en el documento FETIA-CTA


3)Según Cortéz y Marshall la intervención social del Estado regula el mercado de trabajo a través de: (Marcar con una cruz la opción correcta)

-Medidas de política laboral y seguridad social.
-Medidas seguridad social, jubilaciones y salario
-Medidas de política laboral, provisión estatal de bienes, servicios y transferencias, seguridad social.

4)Según Marta Novick. Defina los rasgos centrales del modelo de organización sindical tradicional que se constituyó a partir de 1950.


5)Indique si la siguiente afirmación es Verdadera o Falsa. Justificar su respuesta: "Para Castel, el liberalismo considera que el individuo es una especie de entidad dotada de potencialidades, en particular del sentido de responsabilidad y del espíritu de empresa que están siempre prestos a desplegar, que el Estado debe articular mediante reglamentaciones y normas"

Resumen "Acerca de la naturaleza y significado del trabajo humano"

Acerca de la naturaleza y significado del trabajo humano
Julio Neffa
1-Especificidad y dimensiones del trabajo humano
1.1   El trabajo es una actividad específica de los seres humanos
Juego: No tiene un fin exterior, busca una satisfacción, los jugadores crean y aceptan voluntariamente las reglas del juego. El elemento intencional (proponerse a alcanzar una finalidad) y la finalidad exterior (producir un bien) es lo que diferencia el trabajo del juego, el juego tiene una finalidad productiva, creativa, se da el libre despliegue de actividades sin tener una finalidad utilitaria e inmediata.
Trabajo: El trabajo resulta de una exigencia o imposición a la naturaleza propia de los seres humanos, para poder con esfuerzo procesar información, dominarla y transformarla generando bienes, ya sea para el autoconsumo u obtener recursos por venta de tal producto o por prestación de un servicio a cambio de dinero y con el resultado obtenido satisfacer sus necesidades y las de la familia.
Arte: Aparece como un juego y trabajo conjugados. La actividad del artista de modo idéntico al de un operario esta ordenada a realizar una obra real, hacia cuya ejecución se orienta y cuyo resultado lo va a sobrevivir. Es una actividad elegida por la persona, que puede dar grandes frutos si dispone de libertad y no está sometida a restricciones de tiempo. Su resultado es una expresión de su personalidad y también tiene una utilidad.

A diferencia de los humanos, los animales no trabajan, se rigen por el instinto que forma parte de su naturaleza. Esto les permite satisfacer sus necesidades de modo siempre idéntico y monótono dando siempre el mismo resultado.

1.2   La contradictoria realidad histórica del trabajo asalariado.
A diferencia del modo de producción esclavista feudal, en el capitalismo el trabajo asalariado y los de carácter independiente, son realizados por seres jurídicamente “libres”. Esto les permite generar ingresos para asegurar su subsistencia y reproducir la fuerza de trabajo sin depender de un amo.
La definición que más se adecua a la categoría socio-ocupacional de empleo en la economía mercantil es la de trabajo remunerado, el cual puede ser asalariado, en calidad de empresario o trabajador por su cuenta. También existe varias formas de trabajo no asalariado (trabajadores de familia) y ocupaciones que tienen lugar fuera de la economía mercantil (domésticos) que no se cambian por dinero por lo que no se consideran empleos.
Dada la lógica dominante de la producción y acumulación del modo de producción capitalista, el trabajo asalariado está sometido a severas restricciones que significa la búsqueda de maximizar la eficacia productiva de las empresas, teniendo como criterio el monto de los beneficios y evolución de la tasa de ganancia.
La importancia del trabajo para quien tiene un empleo no es solo que le proporciona la obtención de recursos para sobrevivir, los seres humanos al hacer un trabajo remunerado adquieren una identidad social, generan relaciones de solidaridad y\o intercambio con otras personas, estableciendo con ellas derechos y deberes. Poseer un trabajo significa poseer un empleo (trabajo remunerado) dividido técnica y socialmente, distribuido en la comunidad.

Trabajo y fuerza de trabajo (Karl Marx)
La fuerza de trabajo es la amplitud que tienen las personas para trabajar cada día en condiciones normales, producir bienes o prestar servicios y esa capacidad productiva es la que proporciona el asalariado a su empleador a cambio de remuneración. Pero los empleadores no compran a la persona, sino, que alquilan durante un tiempo determinado su fuerza de trabajo, su actividad, laborando bajo su dependencia en un puesto determinado quedando el producto de su trabajo en manos del empleador. El salario es el pago del costo de su fuerza de trabajo y no el precio del trabajo realizado.
Plusvalor.
Según la teoría del valor-trabajo, en el modo de producción capitalista, durante la jornada de trabajo y en virtud de la relación salarial derivada del contrato, el valor del uso de la fuerza de trabajo  es superior a su valor de cambio, dando lugar al plusvalor extraído como consecuencia de la dominación y explotación. El trabajo asalariado es el resultado de un intercambio desigual porque el capital cubre esencialmente el valor de cambio de la fuerza de trabajo y se lleva a cabo en condiciones de dependencia.
El trabajo asalariado en dicho modo de producción está atravesado por contradicciones: Dominación: Subordinación jerárquica, deteriorando la autonomía del trabajador.
Explotación: El producto de su trabajo no le pertenece,  tampoco el plusvalor que queda en manos del empleador capitalista.
Alienación: El trabajador se ve obligado a ejecutar un trabajo prescripto tal como otros lo han configurado, no posee autonomía y se restringe la creatividad.
Estas contradicciones no significan un enfrentamiento con el capitalista ya que la amenaza de desempleo, débil poder y legitimidad de los sindicatos han sido eficaces para desplazar un problema con los empleadores.

1.3   La construcción y reconocimiento de la identidad en el trabajo.
La identidad de las personas e construye a partir de todas las actividades llevadas a cabo, para sí y para otros y no solo a partir del trabajo, aunque este sea determinante.

Identidad individual: Lo más intimo, personal en cada uno de nosotros y que es lo más relevante como ámbito de acción para la psicología.
Identidad colectiva: Tiene que ver con las clasificaciones sociales, la manera en la que distribuimos a los individuos en categorías y clases. Es objeto de las ciencias sociales.
Identidad esencial: Construida por esencias mutables y originales, lo que indica para una persona su pertenencia “a priori” a un grupo social o conjunto, desde su nacimiento. Esa identidad permanecerá a lo largo de la vida a pesar de cambios y el paso del tiempo.
Nominalista: En esta acepción la identidad de cualquier ser depende de la época en que se trate y punto de vista adoptado. En este caso la identidad no sería algo inmutable, sino, el resultado de una identificación contingente.
Para Dubar la identidad es un proceso de diferenciación: es lo que hace a la singularidad y en ese caso la identidad es lo que hace la diferencia y generalización: es lo que define un aspecto común en una serie de elementos que están en conjunto, pero los cuales son diferentes el uno del otro. La identificación opera siempre “desde sí mismo y hacia otro” porque  no hay identidad sin alteridad.

Dubar distingue entre dos formas identitarias:
Formas comunitarias de identidad: Son sistemas de lugares y nombres preasignados a los individuos y que se reproducen de manera idéntica a través de generaciones. Cada persona tiene una pertenencia en tanto miembro de una comunidad es, ocupa allí un lugar singular. Aquí predomina lo colectivo sobre lo individual y se identifican las personas a través de su grupo de pertenencia.
Formas societarias de identidad: Indica que la mayor parte de las personas pertenecen a colectividades múltiples y variadas, a las cuales los individuos de adhieren por periodos de tiempo limitados, son ellas las que les proporcionan los medios para su identificación, cada uno de los individuos poseerá así múltiples pertenencias que pueden cambiar en el curso de la vida. Predomina lo individual sobre lo colectivo.

La noción de identidad personal, es muy necesaria para estudiar el trabajo porque marca el paso de una concepción objetiva de identidad “para otros” hacia una elaboración subjetiva “para sí”. La relación con el otro está en origen mismo de la identidad personal, también está condicionada por las condiciones sociales vigentes. La identidad personal es también un proceso de aprendizaje a partir de la experiencia, implica una actividad reflexiva al mismo tiempo que se mantiene relaciones significativas con otros, permitiendo construir su propia historia.

Dubar también distingue entre identidad de oficio, profesión y empresa. Con el desarrollo del capitalismo industrial y la división técnica y social del trabajo, además de la identidad de oficio los trabajadores asalariados habían adquirido a partir de ella una identidad colectiva organizándose para luchar contra la dominación, lo que les permitiera construir una conciencia de clase.

René Sainsaulieu: Clasificación de identidad
Identidad de retirada: Trabajadores que se sienten marginalizados, periféricos a la empresa. Al sentirse cada vez más ajenos del trabajos y faltos de motivación, plantean problemas que dificultan los procesos de reconversión de su fuerza de trabajo. Esta específica identidad colectiva respecto del trabajo es de carácter defensivo, resultado de una batalla que el trabajador ya considera perdida.
Identidad fusional: Se constata cuando por la identificación del trabajador con su personal jerárquico, con un líder o por su devoción a una causa, predomina entre los trabajadores el “nosotros” sobre el “yo” integrándose de manera pasiva a la lógica empresarial.
Identidad negociadora: Lo que ponen de manifiesto los asalariados fuertemente involucrados a la vida de la empresa y que en contrapartida a su compromiso activo, esperan reconocimiento económico y social por parte de esta.
Identidad afinitario: Adopta la forma de red y se constata frecuentemente entre los jóvenes técnicos y diplomados, que hacen un trabajo de calidad y son reconocidos por su jerarquía, pero a pesar de ello no se sienten ligados permanentemente a la empresa. Estos trabajadores procuran prioritariamente la realización de si mismos y desarrollo personal en competencia con sus  colegas.
Identidad para otros: De tipo “comunitario” se desprende de la inscripción de los individuos a un linaje generacional traducido por su apellido y que designa la pertenencia a un país, región, grupo social y cultura heredada. Perdura mientras predomina el “nosotros” sobre el “yo” y las formas precapitalistas de producción.

Forma relacional para otro: Se define en y por las interacciones de las personas en la vida social y las presentes en un mismo sistema industrializado y jerarquizado. Se construye en base a las obligaciones para integrarse a ciertas instituciones: la familia, sistema educativo, grupos profesionales, el estado puede llamarse “identificación estatutaria” con la condición de aceptar que en la sociedad moderna los estatutos son múltiples y que cada persona puede asumir varios.
Forma relacional para sí: Surge de la conciencia, pone en práctica el compromiso de una persona con un proyecto. Es de sentido subjetivo e implica la identificación con una asociación de personas consideradas sus pares y que comparten el mismo proyecto como por ejemplo: compromiso político, militancia.
Formas identitarias para sí o auto bibliográfica: Implica el cuestionamiento de la identidad “comunitaria” atribuidas por la tradición y afirma la existencia de un proyecto de vida que se mantiene a lo largo del tiempo.

1.4   Dimensiones objetivas
Social: El trabajo está orientado a producir algo exterior a la persona y para otros por lo que su finalidad es utilitaria. El esfuerzo humano voluntario y consciente busca que la materia, una vez transformada, sea útil para satisfacer necesidades humanas.
Gasto de energía: El trabajo requiere un gasto de energía humana y un despliegue de funciones biológicas, musculares, psíquicas y cognitivas por lo que provoca fatiga e implica la presencia consciente de una intención voluntaria y determinada. La energía que se gasta durante el trabajo está orientada a obtener un objetivo.
Es una actividad socialmente necesaria: El trabajador es creador o transformador de bienes y servicios necesarios para la supervivencia y reproducción de la humanidad. El trabajo puede considerarse una necesidad y deber social, se trabaja colaborando y para producir el trabajador debe asociarse con otros, creando lazos para cooperar en conjunto buscando un mismo objetivo.
Es una actividad trascendente: Los productos del trabajo tienen una existencia objetiva propia y separada del productor aun cuando lleven su marca permanecen mas allá de su vida, trascendiendo el medio local y fronteras geográficas.
 Intermediación con la naturaleza: Por medio del trabajo los seres humanos establecen una relación de intermediación con la naturaleza ya que al trabajar las personas actúan como mediadores de sí mismos y la naturaleza para dominarla, se objetivan en el producto mientras que los objetos se humanizan.

1.5   Dimensiones subjetivas: El trabajo…
Es siempre la actividad de los seres humanos porque es una actividad voluntaria orientada a una finalidad laboriosa y fabricante que significa un esfuerzo sobre sí mismos y sobre la materia. El hombre gracias a sus facultades cognitivas, lleva a cabo una actividad transformadora del mundo, el ser humano también es capaz de fabricar herramientas para construir otras. El trabajo sujeta al trabajador a la materia, generando así un producto.
Va acompañada de placer y sufrimiento Se despliega acompañado de estados de ánimo como pena, placer, alegría y tiene una dimensión ascética que implica la aceptación voluntaria de un esfuerzo que genera fatiga. El intento de vencer las resistencias de la materia y adquirir las destrezas para el uso de herramientas es penoso y provoca cansancio, pero a su vez es una actividad creativa.
Establece una relación directa con la vida y salud del trabajador La esperanza de vida, estado de salud dependen del contenido, organización, duración, carga, esfuerzo físico y mental del trabajo.
Permite la realización personal De quienes lo ejecutan y define una identidad social concretada con la profesión\oficio porque durante su ejercicio permite la actualización de las potencialidades físicas y psíquicas del ser humano. El desarrollo de la personalidad está condicionada por los sentimientos de pertenencia que implica que el sujeto reúne condiciones similares a las de un grupo socio-profesional e identidad personal que distingue a un trabajador de otro, dentro del conjunto.
Pone a prueba a las personas permite que demuestren lo que son capaces de hacer (utilidad de su actividad) hace que las personas descubran sus potencialidades y limites frente a la infraestructura y maquinaria que utilizan.
Significa asumir riesgos la actividad que se desarrolla se diferencia del trabajo prescrito y para llevarlo a cabo se deben violar consignas, volviéndose visible de sanciones. Esos riesgos no consisten solo en el dinero, sino, que implican reconocimiento social
Provoca movilización del involucramiento tanto a nivel individual como colectivo, requiere coordinación, cooperación dentro del colectivo de trabajo que implica comunicación. Los resultados de los obstáculos o insuficiente movilización de subjetividad para comunicarse, se reflejan negativamente en la salud psíquica y mental de los operadores y en el resultado de la producción.
Permite instaurar lazos interpersonales y construir un colectivo de trabajo sociabiliza a las personas y crea lazos entre todos los trabajadores, esencialmente entre obreros, asalariados y demás categorías socio-profesionales de mayor nivel jerárquico de una misma unidad productiva.

Ejerce una función psicológica una ruptura entre preocupaciones domesticas con respecto a las ocupaciones sociales y rutinarias asumidas en el trabajo, donde ejerce por obligación una forma disciplinada de trabajo, cuyos resultados no siempre están relacionados con su vida. Durante el tiempo de trabajo el trabajador puede salir de la relación domestica, familiar, de allí su propiedad “terapéutica”.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Resumen "Estrategias económicas, intervención social del Estado y regulación de la fuerza de trabajo"

      Estrategias económicas, intervención social del Estado y regulación de la fuerza de trabajo
 Rosalía Cortes y Adriana Marshall   

La intervención social del Estado regula el mercado de trabajo mediante tres instrumentos: medidas de política laboral, provisión estatal de bienes, servicios y transferencias y seguridad social.
Las políticas hacia el mercado de trabajo constituye el instrumento de regulación estatal del mercado de trabajo por excelencia. Su componente más importante es la legislación del trabajo que establece las condiciones de contratación y despido así como los niveles de remuneración. C a determinar el poder relativo del trabajo y el capital, también las medidas de la política del trabajo incluyen  a regulación del volumen, características y distribución de la oferta de trabajo, por ejemplo: reclutamiento de mano de obra extranjera, movilidad geográfica y pautas dirigidas a alentar o desalentar el empleo de grupos específicos de trabajo.
La provisión estatal de bienes y servicios y transferencias (Educación, vivienda, salario etc.) se lleva  a cabo con los recursos obtenidos de la recaudación tributaria y lo destina a subsidios, consumo colectivo etc. Este instrumento actúa como mecanismo de regulación en tres direcciones:
-Contribuye a adaptar el volumen y calidad de la oferta de trabajo a los requerimientos de acumulación, proyectando la dilapidación de la fuerza de trabajo.
-Influye sobre el nivel de vida de los asalariados debido a la redistribución del ingreso que se opera desde el Estado, también permite que ciertos bienes y servicios no tengan que ser adquiridos con el salario.
-Incide sobre las tasas de participación en la fuerza de trabajo.
El sistema de seguro social provee de ingreso a los asalariados en inactividad forzada. Las transferencias monetarias de seguridad social permiten reducir la responsabilidad de las familias en solventar el consumo de los inactivos y desempleados. La seguridad social también establece límites en el uso de la fuerza de trabajo a través del sistema de jubilación, por lo tanto regula el volumen de la fuerza de trabajo.
Estos tres instrumentos de regulación controlan el conflicto social y frenan protestas en situaciones de crisis. La represión también es considerada como instrumento de la intervención social del Estado.

El modelo agroexportador (1890-1930) La construcción de la protección social.
El crecimiento agropecuario trajo una ola de industrialización. La demanda de mano de obra del sector agropecuario y la escasez de fuerza de trabajo estimuló la inmigración. Con el crecimiento de la clase trabajadora y desarrollo de las primeras luchas obreras surgieron los primeros sindicatos.
A pesar de la creciente demanda y salario relativamente elevado, las condiciones laborales y de vida de los trabajadores eran miserables y objeto de reclamos por los sindicaos, inquietando a la élite gobernante.
El alto costo de vida, precariedad laboral, ausencia de leyes protectoras, problemas de vivienda, huelgas y reclamos llevaron a la elaboración de leyes con contenido protector.
En 1902 se aprobó la Ley de Descanso Dominical que obligaba a los empleadores a compensar a los trabajadores por accidentes de trabajo.
En las últimas décadas del siglo XIX se impulsó la educación gratuita obligatoria y hubo un proyecto de construcción de casas baratas para trabajadores. Se renovaron entre 1880 y 1990 instituciones de salud, organizando la asistencia pública por la creciente demanda que generaba la urbanización. El Estado también organizo y financio el sistema jubilatorio para empleados de administración pública.
En el siglo XIX también surgieron instituciones protectoras llamadas mutualidades que reclamaban intervención estatal y estaban vinculadas a sindicatos, eran heterogéneas en términos de número de beneficiarios y recursos. El principio básico de financiamiento era un sistema de seguro basado en aportes personales de los trabajadores. Para el siglo XX propusieron que los y afiliación tuvieran carácter obligatorio, las mutualidades constituyeron el precedente de lo que luego serían las obras sociales.
Las elites comenzaron a sentirse amenazadas por la creciente ola de trabajadores con militancia anarquista, estas elites estaban interesadas en la sanción de leyes que protegían el trabajo de menores, mujeres e inmigrantes.
A lo largo del período de 1916 el Estado recurrió frecuentemente a la represión directa de las luchas obreras.
En resumen, la intervención social del Estado resulto de la escasez de mano de obra, las continuas luchas de los sindicatos y una ideología modernizante de la elite del siglo pasado cuyo énfasis sobre el progreso la llevo a implementar la educación gratuita y obligatoria que a su vez resulto un instrumento para su propósito de homogeneizar la fuerza de trabajo.
La crisis de 1930 resquebrajo el modelo económico agroexportador, provocando desempleo masivo, uso de represión en huelgas, restricción y discriminación de extranjeros y limitación de ideas socialistas.

Sustitución de importaciones industriales (1943-1976) La consolidación de la protección social.
La redistribución del ingreso de la ISI hacia el sector asalariado fue el principal elemento de este periodo. El crecimiento de la industria se basó en la producción de manufacturas e incorporación de trabajadores.
La mecanización de la agricultura generó disponibilidad de oferta de trabajo que migró al sector industrial. La subordinación de la estructura sindical al Estado fue la resultante de la combinación de coerción y cooptación que prevaleció durante el Peronismo.
Se reforzó la legislación laboral, hubo nuevas leyes que contribuyeron a la negociación colectiva y seguridad social. Creció el gasto público y actividades de beneficencia a los sectores medios y bajos. La regulación estatal modifico las condiciones de trabajo y el sistema de relaciones laborales, incluyó vacaciones pagas, aguinaldo e indemnizaciones por despidos, el gobierno otorgaba beneficios a afiliados sindicales y se promovieron los convenios colectivos.
Se desarrolló  la seguridad social, se reguló el sistema jubilatorio, se incrementaron fundaciones subsidiadas por el Estado y quienes carecían de seguro social poseían derecho a asistencia Estatal. La política salarial, subsidios indirectos al consumo de alimentos y control de alquileres, así como el creciente salario social, fueron claves en el fortalecimiento del poder adquisitivo y consolidación del mercado interno.

1955-1976 Decadencia de la protección del trabajo y seguridad social
Para el ´50 era claro el estancamiento de la producción manufacturera. A partir del ´55 hasta el ´73 los objetivos de las políticas económicas fue la obtención de divisas para importar los bienes intermedios y del capital necesarios para la producción manufacturera e incentivar la inversión a través del estímulo de ahorro interno y creación de facilidades para la inversión extranjera, la cual lideró el proceso de restructuración de la industria.
Entre 1955 y 1973 los sucesivos gobiernos intentaron debilitar los sindicatos percibidos como el obstáculo que impedía la reducción de la participación de los asalariados en el ingreso, sin embargo los sindicatos continuaron movilizándose.
Los instrumentos de intervención social fueron modificados, el sistema de salud comenzó a derrumbarse, los sindicatos tuvieron menor actividad, El periodo inmediato posterior a la caída de Perón (19955-1958) se caracterizó por: el desmantelamiento de la estructura del gobierno peronista, hubo intervención de sindicatos, “flexibilización” de la jornada de trabajo, regulación del derecho a huelga, descentralización de inspección de trabajo y reducción del papel de los sindicatos en cuanto a la determinación de los salarios y condiciones de trabajo.

1966-1973 “Revolución Argentina”
El gobierno militar de la revolución Argentina” (1966-73) emprendió un nuevo plan de estabilización y formuló un nuevo programa de crecimiento económico basado en la industria. En este contexto se produjo:
Suspensión la negociación colectiva, regulación del derecho a huelga, flexibilización el uso de la fuerza de trabajo, se limitó los derechos de los asalariados referidos a la determinación de salarios y condiciones de trabajo. El gobierno también aporto medidas protectoras como la prohibición del empleo de inmigrantes clandestinos, extensión de indemnización por despido y el sistema jubilatorio se extendió a todos los asalariados privados y públicos. Se creó también el retiro para los trabajadores independientes, las obras sociales se consolidaron mediante una ley nacional que reguló su funcionamiento y la creación de una institución centralizadora con representación de sindicatos y el gobierno, constituyendo la base para la extensión de la cobertura de salud, ya que establecía contribuciones obligatorias de los asalariados y los empleadores. La consolidación de la seguridad social fue la estrategia del gobierno para compensar la caída de los salarios.
El retorno del Peronismo al gobierno, luego de las elecciones de 1973 trajo aparejada una serie de reformas significativas a la legislación laboral, pretendió expandir el mercado de trabajo a través del crecimiento de la participación de los asalariados en el producto. El primer código nacional del trabajo introdujo mecanismos para fortalecer la posición de los trabajadores, hubo cambios en la organización de los sindicatos que les proporcionaron mayor autonomía financiera y política, el gobierno también impulsó un pacto social entre los trabajadores y empleadores nucleados alrededor de la Confederación General Económica, con el fin de alcanzar un acuerdo conjunto sobre salarios y precios para controlar la inflación y asuntos vinculados con la política económica, pero el proyecto no prosperó, por lo que la negociación colectiva volvió a ser el ámbito en que se llevó a cabo la determinación de los salarios.  

Restructuración económica y desindustrialización (1976)
El gobierno propuso restructurar drásticamente los sindicatos y la economía, congeló salarios, libero el mercado interno y lanzó políticas de apertura económica. La regulación del mercado de trabajo trajo consigo: reducción de los costos laborales, se culpó a los sindicatos de la hiperinflación desencadenada en 1975 y de una serie de “distinciones” en el mercado de trabajo: ausentismo, baja productividad, alto costo laboral, salarios rígidos a la baja y excesiva homogeneidad salarial que afectaba las pequeñas industrias, se evitaron los despidos masivos para no generar aumento dela conflictividad social. La negociación colectiva fue reemplazada por el control gubernamental de salarios, se suprimió el derecho a huelga, se redefinió la estructura de seguridad social, desplazando el mayor peso a la redefinición de los salarios, las obras sociales fueron intervenidas y sustraídas del control de sindicatos
Según la visión del gobierno la redistribución de ingresos hacia el capital y disciplinamiento del trabajo estimularía el ahorro interno, esto finalizó con la fuga de capitales, aumento de la deuda externa, estancamiento, falta de ingresos tributarios acentuando la crisis fiscal de estado.

1984-1989 Impasse en la intervención social del estado.
El retorno de la democracia a fines de 1983 no trajo aparejada la restauración de las pautas de intervención social del estado previas a 1976. El periodo se caracterizó por una aguda concentración del ingreso, creciente desempleo y niveles de pobreza, debido a políticas estatales, caída de la inversión y planes económicos fracasados.
El  programa inicial de intervención social incluía: “Democratización” de sindicatos, suponiendo que desplazaría la burocracia sindical por medio de elecciones, pero finalizó legitimándola.
Creación de un sistema de salud amplio, universalista, organizado y regulado por el Estado, las obras sociales continuarían separadas de los sindicatos quedando los fondos fuera de su control. Este proyecto fracasó debido a la fuerte oposición de los sindicatos y empleadores.
La caída de empleo y salarios contrajo la masa salarial, principal fuente de ingresos del sistema de seguridad social afectado por la economía clandestina y precariedad. El sistema jubilatorio continuó deteriorándose, hubo una importante reducción del gasto público acentuándose la precariedad de servicios sociales e infraestructura.

1989 ¿Hacia un nuevo modelo de intervención social del estado?
El gobierno justicialista electo en 1989 puso en marcha una estrategia neoliberal para definir la intervención social del estado. Las políticas apuntaban a:
-Desregular los mercados y reducir la esfera de la actividad estatal en la economía y áreas sociales
-Reducción del salario y del empleo, deterioro de las prácticas contractuales, continuando el decaimiento de los sindicatos.
-El gobierno fragmentó el movimiento sindical, otorgando beneficios a algunos sindicatos a cambio de apoyo económico.  

-Se discutió Ley Nacional de Empleo que flexibilizaría contratos de trabajo; el decreto que restringe el derecho a huelga; propuestas de privatización de sistemas previsionales y elevar la edad de retiro. 

martes, 9 de diciembre de 2014

Resumen "Estrategia económica y negociación política en la reforma social de los noventa"

Estrategia económica y negociación política en la reforma social de los noventa.
Cortés, Rosalía y Marshall, Adriana (1991)

En este artículo se discute, en el caso de la Argentina, el determinante de la adopción y formulación del nuevo modelo de “reforma social” y del grado en que la intervención social del estado se transformo efectivamente de acuerdo con sus lineamientos.

Modelo analítico
Aquí se discuten las políticas estatales dirigidas a modificar las regulaciones sociales vigentes y se argumenta que la reorientación de estas regulaciones no puede ser incompatible con los requerimientos de la nueva estrategia económica que supone una pauta distributiva. En el proceso de reformulación y el de implementación inciden además diversos factores socio-institucionales y políticos, estos pueden obstaculizarla o facilitarla.

Determinantes de la reorientación de la política social
La Argentina llego a los 90´ con un esquema de educación, salud y un sistema de seguridad social ligado al empleo que enfrentaba severas dificultades financieras a largo plazo. La orientación de la provisión de servicios sociales, de la seguridad social y la legislación del trabajo habían sido compatible con los requerimientos de un modelo de crecimiento económico basado en el mercado interno. A raíz del persistente déficit fiscal agravado por la deuda externa, a fines de los 80´ el deterioro de la provisión estatal de servicios sociales se había agudizado y el sistema previsional estaba desfinanciado, además, los empresarios se oponían más abiertamente a las regulaciones laborales protectoras. En este contexto prosperó la noción según la cual era necesario transformar la política social.

Requerimientos de la estrategia económica
Después de la hiperinflación de 1989, el programa de liberalización de la economía de 1991 estableció la libre convertibilidad, una tasa de cambio baja, mecanismos de control salarial y disciplina fiscal, deteniendo así la inflación. El programa reposiciono a la Argentina en el orden internacional sus medidas de liberalización comercial y financiara, privatizaciones y el flujo de capitales, adquirió el papel de sostener el crecimiento. Después del 91´ continuaron las restricciones fiscal y externa que habían afectado el proceso de crecimiento a largo plazo.

Restricción fiscal: La libre convertibilidad, al impedir que la emisión monetaria superar el nivel de reservas de divisas, impuso disciplina fiscal. Sin embargo esta se veía amenazada por la creciente deuda externa y la insuficiencia de ingresos públicos. Por una parte, la reforma tributaria fue acotada, ya que el gobierno no estaba dispuesto a incrementar los impuestos directos progresivos, o que habría implicado la pérdida de apoyo político de poderosos grupos económicos. Por la otra, el intento de reducir el elevado nivel de evasión tuvo un éxito parcial. El único mecanismo disponible para evitar una ampliación del déficit era el control del gasto público.

Restricción externa: La apertura podía originar un fuerte déficit en la balanza comercial a través de la expansión de las importaciones de productos manufacturados que competían con los domésticos, lo que llevó a la necesidad de mejorar la competitividad de la industria, sosteniéndose que la forma de lograrlo era reducir los costos laborales. La apreciación de la moneda nacional desde el 91´ había aumentado los salarios en dólares en perjuicio de las ganancias ya que no era posible continuar trasladando los aumentos salariales a los precios. Ante estas circunstancias, el gobierno y empresarios argumentaron que el nivel de costos laborales comprometía el crecimiento. Y en los años siguientes, los costos laborales unitarios fueron cayendo debido a la conjunción de incrementos en la productividad, estancamiento del salario nominal y rebajas de impuestos a la nomina salarial.

Presiones político-institucionales y condiciones sociales
Los organismos financieros multilaterales y el influyente Consenso de Washington coincidían en que los procesos de liberalización de América Latina exigían una drástica transformación de la política social. Esta concepción convergió con la crítica de la OCDE al estado benefactor y su sistema de protección al trabajo y ambas tuvieron una gran influencia en modelar la nueva visión de la política social de los gobiernos latinoamericanos.

El modelo hegemónico de  reforma de la política social en los años 90´ en América Latina incluyó directivas para todas las aéreas sociales. Calificaba de ineficientes a los servicios de salud y educación, adjudicándole a esta última un rasgo a favor de la clase media, perjudicando a los sectores de bajos ingresos. Para mejorar la eficiencia del gasto publico social y revertir el sesgo distributivo proponía la focalización y descentralización de los servicios. En cuanto a la política laboral enfatizó en desmantelar la protección, limitar el poder sindical y descentralizar la negociación colectiva. En cuanto a la seguridad social, se colocó el eje sobre la privatización del sistema, que permitiría controlar el gasto público y reforzar el mercado de capitales.
En el caso de Argentina tres factores decisivos reforzaron la opción gubernamental desde 1991 como el único que permitiría ajustar la política social a los requerimientos de la nueva estrategia económica: las recomendaciones de las instituciones internacionales reforzadas por la condicionalidad de los préstamos, la presión de poderosos grupos económicos y el “clima” ideológico local. El FMI, imponía la condicionalidad en un momento en que la Argentina era extremadamente dependiente del ingreso de capitales y los préstamos externos. El clima ideológico en el país era propicio; amplios sectores de la población culpaban al estado empresario, líderes sindicales y trabajadores estatales por el deterioro del servicio público.
Otros factores que facilitaron la transformación fueron la expansión de la pobreza y crecientes niveles de desempleo. En la década del 80´ las “políticas de ajuste estructural” habían generado estancamiento y empeorado los niveles de vida y para el 89´ el proceso hiperinflacionario produjo un dramático salto en la pobreza y desigualdad. La estabilización para el 91´ tuvo un efecto favorable pero efímero sobe el empleo, salarios y pobreza. Más adelante el cierre de establecimientos, incremento de la productividad, concentración y privatizaciones se conjugaron para reducir la demanda de mano de obra. Como consecuencia de las altas tasas de participación laboral femenina y las tendencias del empleo, el desempleo aumento a cifras de dos dígitos desde 1993. Esta situación junto con los cambios en las regulaciones laborales, incidieron negativamente sobre los niveles de salario intensificando la pobreza y desigualdad distributiva. En este marco, el gobierno lanzó nuevos programas focalizados en la pobreza, para evitar el descontento.

Educación: La descentralización de la educación secundaria comenzó en 1992 y la Ley Federal de educación regulo la transformación total del sistema educativo. Esta ley extendió los años de educación obligatoria, introdujo cambios en los programas de estudio y previó la creación de esquemas de capacitación docente y se estipuló un aumento del 20% anual en el presupuesto educativo. En el nivel universitario la gratuidad de la enseñanza fue cuestionada por la ley de reforma de la educación superior que permitió el arancelamiento destinado a incrementar los fondos y que supuestamente moderaría el sesgo a favor de las clases medias en la educación universitaria.

El proyecto de reforma educativa fue ambicioso, pero su implementación encontró impedimentos: la resistencia gubernamental a otorgar los fondos necesarios para la reconversión y la falta de un diseño institucional adecuado a los nuevos planes.
Los gobiernos provinciales cuyos recursos ya eran escasos para enfrentar los gastos derivados de la descentralización de la educación secundaria, tampoco estaban en condiciones de encarar los gastos originados en la reforma. Por otra parte, el incremento del 20% destinado a la educación se redujo luego de la crisis de 1995 y las demandas de los sindicatos docentes por mejoras salariales hicieron aún más visibles los problemas del sistema educativo y los defectos de la reforma.  La intensificación del deterioro del sistema amenazaba con erosionar la educación pública, altamente valorada por la clase media y baja.

Salud: Las medidas principales incluyeron propuestas de corte administrativo-financiero, como el intento de transformación de la modalidad de gestión financiera de los hospitales, profundización de descentralización hospitalaria y privatización de servicios periféricos y de ciertos servicios de salud. La medida de mayor relevancia fue el decreto de 1993 que proponía transformar los hospitales públicos en unidades de arancelamiento de los servicios a personas con “capacidad de pago” y prestadores de salud. La atención médica gratuita quedaba restringida a los sectores de más bajos ingresos y carentes de cobertura social y seguro privado.

El modelo autogestionado no llegó a consolidarse ya que el arancelamiento de servicios hospitalarios tuvo una aplicación limitada debido a la falta de pago por parte de obras sociales y a la baja capacidad contributiva de los usuarios. Al continuar las dificultades financieras, la prolongada decadencia de la provisión de servicios de salud no pudo ser revertida, prosiguió la escasez de personal profesional y técnico, y crecía la demanda de atención médica gratuita debido al incremento del desempleo. Tal  como en el caso del área educativa, se prosiguió asignando la mayor parte del gasto a los servicios cuya provisión había sido universalista y que, luego de la reforma, en principio era gratuita solo para quienes tenía condiciones graves de pobreza. Los programas nacionales solo recibían el 2.5% del gasto público total en salud.

Pobreza: Para dar respuesta al elevado desempleo, el Ministerio de Trabajo creó e/ 1993 y 1997 un programa de empleo y capacitación acotados; incluían esquemas de creación de empleo público temporario y subsidios a la generación del empleo en el sector privado, pero estos tuvieron magro alcance y poca significación: en 1997 alcanzaban solo el 7% de los desempleados urbanos.
El aumento del desempleo se convirtió en objeto de preocupación y comenzó a suscitar las críticas a algunas políticas económicas vigentes. En el escenario preelectoral esto llevó a la formulación de programas sociales que tuvieron corta duración y fueron blanco de diversas modificaciones.

Sistema Provisional: Si bien la crisis financiera del sistema estatal era evidente, la opinión pública era favorable a la idea de que era necesario reformarlo. La reforma provisión fue sancionada después de negociaciones en las que el gobierno acepto modificaciones exigidas por los representantes sindicales que posibilitaron la incorporación de los dirigentes al negocio del retiro privado.  La ley aprobada en 1994 estableció un sistema de cuentas de capitalización privada. Sin embargo, mantuvo un componente estatal de reparto y creó cuentas de capitalización en un banco del sector público.

Obras sociales: Durante los años 90´ el gobierno propuso que, para mejorar la eficiencia de los servicios de salud de asalariados, se permitiera a las firmas de seguro privado de salud ofertar cobertura junto con las obras sociales, y que los trabajadores pudieran elegir e/ unas y otras. Este proyecto intentó erosionar el monopolio sindical en la provisión y financiamiento de la cobertura de salud de los asalariados. Su concreción había desviado los aportes hacia las firmas privadas, por lo que el liderazgo sindical lo resistió activamente, pero el Ejecutivo pudo reiteradamente amenazar con la desregulación total de las obras sociales para negociar con los líderes sindicales. El gobierno también utilizo esta herramienta para negociar futuros proyectos.  

Legislación del trabajo: Los objetivos de la nueva política laboral incluían control del salario y la reducción de impuestos a la nómina salarial, la reformulación del papel del convenio y del poder sindical, flexibilización de los contratos de trabajo e indemnización por despido. A partir de 1991, una sucesión de leyes y decretos modifico la regulación del salario, el derecho a huela y el alcance y contenidos de la negociación colectiva, también se crearon modalidades contractuales temporarias como rebajas o eliminación de las contribuciones de seguridad social y además se redujeron los aportes a empresarios a la seguridad social y asignaciones familiares, se reformo el régimen de protección frente a accidentes de trabajo, limitando las compensaciones e introduciendo seguros privados obligatorios que beneficiaban a las compañías de seguro.

Resumen "Cambios en los patrones de negociación colectiva en la Argentina y sus factores explicativos."

Cambios en los patrones de negociación colectiva en la Argentina y sus factores explicativos.


Marshall, Adriana y Perelman, Laura (2004)

Una vez sancionados los instrumentos regulatorios de la actividad sindical y negociación colectiva durante los años 40´ y 50´ y hasta fines de los 80´, la negociación colectiva se caracterizó por tener efectos homogeneizadores, estos se producían en dos ámbitos:
-Resultaban de la centralización al nivel de las ramas de actividad, ya sea porque se negociaban condiciones de alcance general o porque las entidades del nivel superior, solas o en conjunto con los sindicatos de nivel inferior negociaban en todos los niveles (ramas, subramas, empresas)  o bien porque la existencia de estructuras sindicales verticales implicó la coordinación de los objetivos de las negociaciones en distintos niveles y regiones.
-Se derivaban de la pauta institucionalizada de negociación imitativa (seguimiento de los sectores lideres por parte de los restantes) o a veces, de negociación competitiva (competencia e/ sindicatos lideres por la obtención de mejores condiciones)

Ambos patrones de comportamiento caracterizaron la negociación colectiva formal durante los 15 años (de las 4 décadas entre 1954 y 1990) que no estuvo prohibida. Así la existencia, según el momento histórico, de una única central gremial, así como la intensa negociación con el estado facilitó los procesos de coordinación e/ sindicatos de distintas actividades. La negociación salarial se vio favorecida por el bajo nivel de desempleo.

Los profundos cambios económicos y sociales que tuvieron la implementación de políticas en el 76´, mas tarde agudizadas por el estancamiento económico del 80´ y las reformas del 90´ determinaron un contexto diferente para la actividad sindical en el mercado de trabajo: Hubo un grave deterioro de las condiciones de trabajo debido al incremento del desempleo a causa de la expulsión de mano de obra en la industria a raíz de políticas de liberalización del comercio internacional, privatización de empresas y servicios públicos y otros factores que contribuyeron a la caída del empleo. Por otra parte las reformas de legislación laboral entre 1991 y 1995 generaron un aumento de empleo temporario que intensificó la inestabilidad laboral. Al mismo las formas precarias de empleo y el desempleo abierto, debilitó la posición de los sindicatos para negociar salarios, condiciones de trabajo etc.

El modelo histórico de negociación caracterizado por una pauta homogeneizadora se fue desmoronando durante la década de los 90´ a raíz de la influencia de tres factores:
Pérdida de negociación sindical, obligatoriedad de respaldar los aumentos salariales con incrementos de productividad  y se prohibió la indexación  salaria y traslación de aumentos salariales a los precios,  posteriormente se promovió la descentralización y finalmente la eliminación de la inflación.

Al desaparecer la inflación, desapareció el factor que uniformizaba los reclamos de aumentos salariales y facilitaba la negociación imitativa. Si bien la estructura formal de negociación colectiva no se descentralizo sin en forma limitada, se irrumpió la negociación imitativa/ competitiva y las negociaciones centralizadas a nivel de las grandes actividades perdieron peso en la determinación de salarios de las subramas y empresas que lo componían. En definitiva se produjo una ruptura con las tendencias históricas en las formas de intervención sindical en la negociación de salarios que se manifestó principalmente en la pedida de coordinación y fragmentación. La consecuencia de estos factores fue una mayor heterogeneidad de remuneraciones entre actividades y entre subramas y empresas.  

Formas homogeneizadoras de negociación colectiva de salarios: centralización y coordinación

Los factores que favorecen el desarrollo de la negociación colectiva con efectos homogeneizadores son de índole: ideológicos, organizacionales y económicos.
La negociación centralizada a nivel del conjunto de la economía es la forma de negociación homogeneizadora por excelencia. La negociación colectiva de máximo grado tiene efectos homogeneizadores sobre la evolución de salarios. La negociación centralizada a nivel de actividades económicas tiende a frenar el aumento de la diferenciación salarial entre subramas, empresas y regiones ya que la capacidad de representación del sindicato y su posición de la fuerza de negociación se potencia cuando los asalariados de la actividad se benefician en grado similar por los resultados de la negociación.  Cuando las estructuras formales de negociación centralizada coexisten con un elevado nivel de deslizamiento salarial, este pone en evidencia que existen procesos paralelos en niveles de negociación inferiores que desvirtúan la centralización.

Por otra parte existen otras pautas de negociación que implican grados de coordinación más lábiles que la centralización formal, que también tienen efectos homogeneizadores. Tanto los sindicatos como las organizaciones empresariales pueden acordar metas a alcanzar, en el marco de una organización de entidad superior, o incluso en su ausencia. (Acuerdo inter-sindical deliberado). En general se trata de un proceso institucionalizado y reconocido por el sindicato y el estado. Esta pauta de negociación imitativa puede o no expresarse formalmente en el proceso de negociación mediante la utilización del argumento de la comparabilidad y también tienen un impacto homogeneizador.

El caso argentino: evolución del comportamiento de la negociación
Desde la década de los 50´ y hasta los 80´ convergieron algunas de las condiciones que contribuyen a que la negociación colectiva tenga efectos homogeneizadores.
1 La presencia de estructuras sindicales centralizadas en las negociaciones de todos los niveles, por lo menos formalmente.
2 El amplio predominio de la negociación centralizada.
3 (Consecuencia de las dos primeras) un relativamente escaso número de negociaciones de amplia escala favoreció la visibilidad publica de las negociaciones y la transmisión de resultados, por ejemplo, a través de la comparabilidad. Las negociaciones imitativas, la competencia entre sindicatos por obtener mejores resultados o acciones para mantener los diferenciales de salario previos representaron obstáculos a la heterogeneización salarial, en este caso, entre actividades.
4 La concentración en una gran confederación CGT, en algunos periodos, o en un número reducido de grandes agrupaciones en otro.
5 Un nivel de inflación recurrente elevado, que no solo determino un patrón de negociación (formal o informal) sino además reforzó la negociación centralizada y desplazó las características distintivas de cada sector que podrían haber orientado reivindicaciones diferenciadas basadas en la capacidad de pago.
6 Los niveles relativamente moderados de desempleo abierto facilitaron la imitación y apuntalaron la capacidad de negociar centralizadamente.

La inflación dio lugar a ajustes salariales que concedía el Estado frente a las demandas de organizaciones gremiales que también contribuyeron a la homogeneidad salarial. Antes de la ronda del 75´ la negociación había estado suspendida en el marco de un pacto social, precedido por un periodo en el que estuvo prohibida, en el 88´ el gobierno levanto la prohibición de negociar salarios.
Algunas de las condiciones históricas que favorecieron el desarrollo de negociaciones con impacto homogeneizador se modificaron durante los años 90´. Las hipótesis de este trabajo plantean:

1 Que a lo largo de la década del 90´ la pauta de intervención sindical homogeneizadora fue debilitándose a raíz de que se quebró el patrón de negociación y por la otra se produjo una fragmentación al interior de cada actividad.
2 Que el debilitamiento de esta pauta  de negociación se debería al contexto crecientemente adverso en el mercado de trabajo, que afectó el poder de negociación sindical sobre todo a nivel centralizado, a la promoción gubernamental de la negociación por productividad y la prohibición de trasladar aumentos salariales a los precios, y a la gradual desaparición de la inflación que históricamente había guiado la negociación colectiva de salarios.

Dada la relación positiva entre tasa de inflación y uso del argumento de comparabilidad en la negociación, al desaparecer la inflación, desapareció el objetivo comparativo. La inflación relegaba a un segundo plano otras posibles metas que, si hubieran guiado la negociación, podrían haber debilitado el efecto homogeneizador de la centralización, y que adquirieron mayor visibilidad cuando dejo de haber inflación. La negociación paso a orientarse por los aumentos de productividad y rentabilidad, objetivos diferenciales entre ramas, subramas y empresas, lo cual favoreció estrategias y negociaciones autónomas.

En el caso de la negociación imitativa, un punto adicional que la podría haber obstaculizado es que la década del 90´ fu un periodo en que, mientras aun no se habían consolidado nuevos sectores lideres, fueron desplazados los antiguos pattern setters, principalmente la UOM como consecuencia de la restructuración económica y sucesivas reconfiguraciones políticas al interior de las centrales sindicales. Finalmente, si bien las normas que promovieron la negociación colectiva descentralizada no tuvieron el  impacto esperado, se produjo cierto avance en el proceso de descentralización, que también pudo haber contribuido a la fragmentación de la negociación al interior de cada actividad.

Si las hipótesis son correctas y efectivamente se produjo un cambio en los patrones de negociación , es decir, si la negociación imitativa no pudo continuar y la negociación centralizada perdió vigencia, es de esperar que como consecuencia se hayan modificado los resultados salariales de la negociación colectiva, aumentando la diferenciación entre sectores de las variaciones salariales y el deslizamiento al interior de cada actividad en aquellos sectores que albergan subramas y/o empresas con buena performance.

Resultados de la negociación salarial

En los 90´ la negociación de salarios básicos de convenios en la industria se centro en los primeros cuatro años de la década. Sin embargo, el ritmo de negociación fue diferencial entre industrias, lo cual reflejo las menores posibilidades de algunos sindicatos de la industria para imitar los logros obtenidos en otras, ahora que se había impedido que los incrementos de salario se transfirieran a los precios.  Igualmente durante la etapa de expansión económica del periodo (1991-1994) todos los sectores obtuvieron aumentos en los salarios para compensar la hiperinflación de 1989-1990, ya en este periodo (1991-1994)  aumenta el deslizamiento, los salarios básicos van perdiendo peso en la determinación de los salarios efectivamente pagados que tuvieron mayor evolución. Dado el rasgo de los salarios básicos frente a la inflación y las restricciones del gobierno para los aumentos  salariales, el aumento del deslizamiento podría estar asociado con compensaciones por inflación encubiertas bajo clausulas de productividad de distinto tipo incluidas en los convenios de actividad.

La negociación colectiva formal de salarios básicos a nivel de las actividades generales llega hasta 1995. La posterior ausencia de negociación colectiva de básicos de actividad expresaría la incapacidad de obtener aumentos de carácter general no fundados en el índice de costo de vida, que primero creció escasamente y luego se estancó. El deslizamiento promedio para la industria continuo aumentando levemente a lo largo de los 90´, sin embargo su evolución esconde comportamientos diferentes entre industrias: A partir del momento en que se dejaron de negociar salarios básicos de actividad las tasas del crecimiento del deslizamiento salarial y las de productividad, según industrias, están asociadas, a diferencia del periodo en el que aun se negociaban salarios básicos, en el que no hay asociación entre estas variables. La mayoría de las ramas que muestran incremento en los salarios efectivamente pagados (aumento el deslizamiento) tuvo un buen desempeño en términos de productividad, mientras que en las actividades en las que los salarios se ajustaron en mayor medida al piso salarial obtenido en el periodo previo (el deslizamiento se estanco e incluso cayo) tuvieron una pobre performance. En el primer grupo se destacan sectores en que negocian los sindicatos de alimentos, metalúrgicos, químicos, gráficos del papel y mecánicos. En estas ramas la productividad creció. En el segundo grupo se encuentran las ramas muy afectadas por la competencia de importaciones y/o reducción del mercado interno, como textiles, impresión, plásticos, calzado.

¿Por qué los sindicatos no lograron, aun bajo condiciones negativas, negociar incremento en los salarios básicos de convenio, al menos en ramas con una mejor performance? Un obstáculo habría sido la eliminación de la inflación, ya que los gremios se vieron privados del argumento clásico para negociar aumentos de alcance general, aún más difícil en un contexto de alto desempleo. Además a diferencia de la etapa anterior, los sindicatos centrales ni siquiera pudieron obtener incrementos en los salarios básicos aceptando como contrapartida las clausulas en los convenios que implicaban modificaciones en las condiciones de empleo, lo cual término socavando la capacidad de centralización en la negociación que habían detentado históricamente.
¿Por qué en un contexto negativo continuaron aumentando los salarios en las industrias dinámicas? Estos pudieron originarse tanto en negociaciones, formales o informales y en distintos niveles y con distintos grados de coordinación, como en aumentos otorgados por las empresas en el marco de sus políticas de gestión, sin intervención sindical. El aumento del deslizamiento entonces estaría expresando en parte la fragmentación de la negociación al interior de cada rama y el hecho de que los sindicatos negociaron por subramas o empresas tomando en cuenta las posibilidades que se derivan de una mejor performance. En las industrias con buen desempeño de productividad los aumentos del deslizamiento podrían haber resultado de incrementos otorgados por las empresas para facilitar cambios favorables a la productividad y en algunos casos, desplazar de las negociaciones a representantes sindicales. Por otra parte podría haber coincidido la disposición de los empresarios a negociar a nivel descentralizado con la pérdida de capacidad del control por parte de los gremios centrales sobre los niveles inferiores.

Una característica distintiva de los años 90´, en particular después del 95´, es que la dispersión inter e intra industrias de los aumentos en los salarios efectivamente pagados se ensancho visiblemente en comparación con la tendencia histórica. Este cambio drástico reflejaría tanto la pérdida de peso de los salarios básicos en la determinación de remuneraciones de algunas ramas como la imposibilidad de que, en ausencia de inflación, continúen operando pautas de seguimiento. Al interior de cada industria se reitera el proceso de diferenciación salarial; contrastando con lo que ocurría en periodos anteriores, ahora las tasas de variación de los salarios de cada subrama pasan a alinearse más con las de la productividad. Un caso ilustrativo es el del sector metalúrgico. Después del 95´ también se acrecienta notablemente la dispersión de los incrementos salariales entre subramas.

Resumen "Nuevas reglas de juego en la argentina y actores sindicales"

Nuevas reglas de juego en la argentina y actores sindicales
Novick, Marta (2003)

El sistema de relaciones laborales argentino y la identidad Sindical
El modelo argentino de relaciones laborales de baso en una fuerte normativa social impulsada por el estado, externa a la empresa. Esta normativa tendía a crear condiciones favorables a una negociación de carácter centralizado, favorecía prácticas de negociación e/ trabajadores y empresarios. El sindicalismo “tradicional” paradigma casi del modelo “corporativo” nacido del estado de bienestar, cumplía un rol que se sustentaba con una fuerte relación con el estado y presión en materia de políticas económicas. De este modo, colaboraba en constituir al sindicalismo como una fuerza importante y con poder. A nivel de la empresa era un actor casi ausente en materia de organización y en el proceso de trabajo, y su acción principal se instalaba como organismo fiscalizador del convenio de actividad a las características peculiares de la firma donde se desarrollaban.
La década del ‘70 fue  escenario de importantes conflictos capital-trabajo De este modo -contradictoria y disruptivamente-, el sindicalismo contribuyó a la construcción de la identidad, de la solidaridad y de la integración social de los asalariados industriales en la sociedad argentina.
Su accionar no estaba basado principalmente en una confrontación capital-trabajo sino que, en el marco del modelo sustitutivo de importaciones, actuaba de manera asociada al capital para presionar sobre el estado obteniendo beneficios para ambos, sobre los cuales se establecía cierta puja distributiva.

Los rasgos centrales de este modelo de organización sindical pueden caracterizarse como:
a) Se trata de un actor que se constituyó como actor colectivo y figura central de la distribución del modelo de bienestar. La prestación de salud, a través de obras sociales controladas por los sindicatos, actividades como turismo, útiles escolares, etc., se conformaba en los vínculos centrales con sus afiliados.
El vínculo con él se instrumentaliza y se autonomiza. La representación sindical corre el riesgo de dejar de ser una institución social para ser una institución más de prestación de servicios. Los sindicatos se constituyeron entonces, más que en representaciones colectivas de los intereses de los trabajadores, en verdaderas “agencias prestadoras de servicios y asesoramientos” sobre derechos y deberes laborales.

b) El convenio colectivo centralizado constituía la expresión más clara de este sistema de regulación. El convenio de actividad con un sindicato nacional único por actividad era el mecanismo regulador central de esta estrategia de acción que, sorprendentemente, se mantenía como “eje” del modelo, independientemente de las suspensiones que los sucesivos gobiernos aplicaron sobre la negociación colectiva. En ese sentido, puede afirmarse que el convenio colectivo era parte de un sistema de relaciones laborales.

c) El modelo económico sustitutivo de importaciones y la organización del trabajo vigente y un “prototaylorismo”, caracterizado por estar más centrado en el disciplinamiento que en la productividad, en la medida en que la rentabilidad provenía de mecanismos reguladores estatales, favorecía el mantenimiento y crecimiento del empleo. El sindicalismo no intervenía sobre el proceso de trabajo ni era éste tema de negociación; en cambio podía debatir acerca de los montos salariales a otorgar por aumento de producción.

d) La estructura organizativa por niveles, la figura del sindicato único por rama de actividad y de la confederación con actuación sobre los escenarios políticos y macroeconómicos, constituían el cuarto pilar que garantizaba el sistema de relaciones y el poder cupular del sindicalismo.
En esta nueva etapa que, aunque tiene sus inicios a mitades de los ‘70, comienza a consolidarse desde principios de los ‘90 -por medio de la reestructuración productiva, la innovación tecnológica y la globalización-, también el estado se retira del centro de la escena. Desarticula los institutos laborales típicos de la regulación anterior, favorece la flexibilización de la contratación y de disciplinamiento laboral. La negociación centralizada pierde validez ante la heterogeneidad de las situaciones laborales que el proceso de reconversión productiva y/o privatización genera en las empresas. Los gremios líderes de la época anterior ya no son referencia nacional en materia de niveles salariales o de condiciones de trabajo, debilitando la ID sindical.

El contexto social
La apertura económica, reforma del estado, privatizaciones de empresas públicas y tanto el crecimiento como  el estancamiento económico transformaron el escenario social y económico. A partir del 75´ hubo aumento de pobreza, desigualdad, incremento de desempleo y trabajo precario y trabajo informal.
La situación del mercado de trabajo en argentina en los 90´ puede sintetizarse señalando: el empleo asalariado del modelo keynesiano se encuentra en retroceso en el mercado laboral, el empleo protegido se contrajo aún más, hubo una disminución del ingreso medio y aumento de inequidad.
El sindicalismo nacido del pleno empleo es golpeado por esta realidad económica y social que lo afecta desde dos vertientes:
1) Desde el cambio de la inserción de los asalariados, que dejan de ser trabajadores plenos para pasar a ser precarios, contratados, con salarios inferiores y no siempre tributarios de la seguridad social.
2) Se encuentran en un escenario con nuevos actores, entre ellos los desempleados y los excluidos. Frente a ellos, no tiene una experiencia acumulada que le permita dialogar, no hay puentes ni canales de comunicación, lo que va construyendo nuevas segmentaciones.

El debilitamiento de la identidad
El análisis de este problema debe ser visto desde dos dimensiones diferentes:
Por un lado desde las transformaciones económicas mundiales, y en especial en materia tecnológica y organizacional. Son los cambios que de una manera u otra afectaron al sindicalismo a nivel internacional, con disminución en las tasas de afiliación, pérdida de poder y de influencia en la vida social. Además debe agregarse las medidas de desregulación realizadas por el estado q atentaron contra los núcleos centrales del movimiento obrero.
Ese conjunto de medidas va a afectar las dimensiones caracterizadas como dadoras de identidad sindical. Por un lado por la cada vez mayor fuerza de la descentralización de la negociación colectiva y, por otro, por los intentos explícitos o implícitos de cambiar el modelo de estructura sindical que, entro en crisis ante la emergencia de nuevos actores, por los cambios tecnológicos y organizativos que se introducen en un marco de fuerte heterogeneidad entre las empresas y los trabajadores, por la aparición de nuevos temas y áreas de negociación.

La negociación colectiva
En junio de 1991, un decreto establece que el aumento salarial fundamentado en una mayor productividad implica que los empresarios no pueden argumentar mayores costos, y evita que el aumento sea trasladado a los precios. Estas normas, junto con los distintos proyectos de Reforma
Laboral, que impulsan a la descentralización de las instancias de constitución de las relaciones laborales, constituyen un elemento clave para el análisis de la construcción social del nuevo modelo de acumulación y la pérdida de uno de los pilares de la identidad sindical.

Algunos datos que muestran las nuevas formas de negociación:
1) La tendencia a realizar negociaciones en el ámbito de la empresa fue una de las dinámicas más claras del período (1991-1999), y este comportamiento fue bastante homogéneo para casi todos los sectores.

2) La dinámica negocial -ya no dependiente de “rondas” de negociación donde todos los actores negociaban de manera simultánea- no es homogénea para todos los sectores de actividad. Fundamentalmente, se trata de empresas con una fuerte afluencia de inversión extranjera directa y de empresas privatizadas que se multiplican tanto a nivel nacional como provincial

3) Cambio en los contenidos y temas de la negociación, dimensiones centrales para entender que se está en presencia de un nuevo tipo de negociación). Es el ítem donde se introdujeron más cambios. El principal tema negociado fue la flexibilidad, en la que se incluyen modalidades de contratación, cláusulas que posibilitan formas no “típicas” de contratación, cambios en el tiempo de trabajo,  flexibilidad en la organización del trabajo y en las remuneraciones.

A pesar de estos cambios que facilitaron la emergencia de un nuevo tipo de negociación, creación de nuevos ámbitos, temas y nuevos actores, El sector empresario brega por una descentralización total de la negociación y la posibilidad de negociar a nivel de empresa en forma directa con los trabajadores  y los sindicatos mantienen una defensa de la negociación colectiva centralizada o articulada y en la práctica aceptan nuevas condiciones y negocian de modos muy diferentes de los típicos del modelo anterior.
El dinamismo e innovación de la negociación colectiva del período quedan opacados por su alcance, que abarcó sólo a un conjunto de los trabajadores asalariados, centrado fundamentalmente en actividades dinámicas y “de punta” que constituyeron relaciones de carácter asimétrico, donde predominaron los contenidos sobre la flexibilidad con una débil performance en materia de capacidad gremial para negociar aspectos relevantes del proceso de trabajo. Sin embargo, en contraposición, se negocian nuevos temas vinculados con el proceso de trabajo ausentes en la tradición de negociación en la Argentina, los acuerdos se renuevan periódicamente, emergen nuevos actores, etc.

Las obras sociales y su desregulación
La participación sindical en las obras sociales creó nexos importantes entre el trabajador y el sindicato respectivo. Fue una herramienta que facilitaba la incorporación del trabajador al sindicato, y favorecía de algún modo el desarrollo de una solidaridad,  fortalece la densidad sindical (relación existente entre trabajadores activos, registrados, y la cantidad de trabajadores afiliados). Una disminución discreta de la tasa de afiliación en el sindicalismo argentino es adjudicada a la reducción de las prestaciones sociales y salud por parte de los gremios.

El sistema de salud de la Argentina se basó durante un largo período en una importante red de hospitales públicos y en las obras sociales como programas de seguridad social basados en organizaciones como los sindicatos.  La situación del mercado de trabajo y de las  políticas de ajuste fiscal resintió los servicios sociales y la redistribución social ejercida por el estado, financiados por el aporte del afiliado y patronal. Los sistemas de seguridad social -salud y jubilaciones- fueron afectados estructuralmente en su capacidad operativa por las fuertes evasiones de los empresarios sobre las contribuciones de salario, la disminución en el número de aportantes y caída de los ingresos en el trabajo. Para las obras sociales sindicales esta situación se vio agravada por el aumento de los costos en salud.

En 1997 se reglamenta la posibilidad de elección de obra social por parte del afiliado, lo que pone en competencia a las obras sociales entre sí, siendo el sistema solidario atravesado por la competencia por el afiliado. Esta situación pone en cuestión -más allá del poder económico- una importante fuente de identidad sindical. El debilitamiento de las obras sociales o achicamiento de algunas, el cierre de los establecimientos propios, va corroyendo el tipo de identidad construida sobre la base de agencias de servicios. Estas situaciones de debilidad en la prestación de esos servicios comienzan a resquebrajar las mismas fuentes de identidad que habían logrado construir.

La Confederación General del Trabajo (CGT)
Los representantes sindicales de esta central han reaccionado en forma corporativa intentando reasumir formas de negociación centralizada -o al menos articulada- en materia de actualización de los salarios básicos de convenio y de confrontación a nivel macro con las políticas de ajuste y de flexibilización laboral. Constituye el grupo que intenta seguir manteniendo el poder y la identidad a través de los viejos mecanismos y el que posee mayor dialogo con el gobierno. En 1994 contribuyeron a constituir una “flexibilidad negociada”, firmando con el estado y organizaciones empresariales para elaborar conjuntamente leyes que tiendan a disminuir el “costo argentino” y a flexibilizar la normativa laboral. También tratan de preservar las obras sociales.

La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA)
Fundada formalmente en 1997 como central de trabajadores alternativa a la CGT sus dirigentes se plantean desarrollar la nueva central en términos de un sindicalismo “autónomo, independiente del estado, partidos políticos y empresas”.  La nueva organización se planteó otros temas en la búsqueda de su identidad: el carácter político o sindical de la organización; grado de autonomía y el tipo de afiliación.
El punto de diferenciación más claro que se propone la CTA está vinculado al modelo de afiliación, del que  las centrales obreras habían esgrimido en la Argentina. El nucleamiento puede estar integrado por entidades de primer grado y segundo grado o por adherentes individuales.
Aceptar adherentes individuales constituye un cambio con el modelo de representación. La adhesión se define como una opción política ideológica más que como un instrumento de la negociación colectiva.
También se  realizaron acuerdos y convenios ad-hoc, con universidades e instituciones del mundo académico, destinadas a la capacitación e información útil para el mundo sindical.
Desarrolla actividades para promover medidas económicas destinadas a desempleados, en este sentido es la central que mejor se identifica con la figura del trabajador como “ciudadano” independiente de s acción laboral.

El Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), actual CGT disidente

Este sector conformado en febrero de 1994 se amplió en el marco del enfrentamiento sobre la última reforma laboral, cuyo objetivo era imponer mayor descentralización en la negociación colectiva, primacía del convenio del ámbito menor y cuestionar la figura del sindicato único como firmante de la negociación, extender el período de prueba, etc., e incorporó algunos de los gremios tradicionales, como los de metalúrgicos, metalmecánicos y el de la construcción.