Nuevas
reglas de juego en la argentina y actores sindicales
Novick, Marta (2003)
El sistema de
relaciones laborales argentino y la identidad Sindical
El modelo argentino de relaciones laborales de baso en una fuerte
normativa social impulsada por el estado, externa a la empresa. Esta normativa
tendía a crear condiciones favorables a una negociación de carácter
centralizado, favorecía prácticas de negociación e/ trabajadores y empresarios.
El sindicalismo “tradicional” paradigma casi del modelo “corporativo” nacido
del estado de bienestar, cumplía un rol que se sustentaba con una fuerte
relación con el estado y presión en materia de políticas económicas. De este modo,
colaboraba en constituir al sindicalismo como una fuerza importante y con poder.
A nivel de la empresa era un actor casi ausente en materia de organización y en
el proceso de trabajo, y su acción principal se instalaba como organismo
fiscalizador del convenio de actividad a las características peculiares de la
firma donde se desarrollaban.
La década del ‘70 fue escenario de importantes conflictos
capital-trabajo De este modo -contradictoria y disruptivamente-, el
sindicalismo contribuyó a la construcción de la identidad, de la solidaridad y
de la integración social de los asalariados industriales en la sociedad
argentina.
Su accionar no estaba basado
principalmente en una confrontación capital-trabajo sino que, en el marco del
modelo sustitutivo de importaciones, actuaba de manera asociada al capital para
presionar sobre el estado obteniendo beneficios para ambos, sobre los cuales se
establecía cierta puja distributiva.
Los rasgos centrales de este modelo de organización
sindical pueden caracterizarse como:
a) Se trata de un
actor que se constituyó como actor colectivo y figura central de la
distribución del modelo de bienestar. La prestación de salud, a través de obras
sociales controladas por los sindicatos, actividades como turismo, útiles
escolares, etc., se conformaba en los vínculos centrales con sus afiliados.
El vínculo con él se
instrumentaliza y se autonomiza. La representación sindical corre el riesgo de
dejar de ser una institución social para ser una institución más de prestación
de servicios. Los sindicatos se constituyeron entonces, más que en
representaciones colectivas de los intereses de los trabajadores, en verdaderas
“agencias prestadoras de servicios y asesoramientos” sobre derechos y deberes
laborales.
b) El convenio
colectivo centralizado constituía la expresión más clara de este sistema de
regulación. El convenio de actividad con un sindicato nacional único por
actividad era el mecanismo regulador central de esta estrategia de acción que,
sorprendentemente, se mantenía como “eje” del modelo, independientemente de las
suspensiones que los sucesivos gobiernos aplicaron sobre la negociación colectiva.
En ese sentido, puede afirmarse que el convenio colectivo era parte de un sistema
de relaciones laborales.
c) El modelo
económico sustitutivo de importaciones y la organización del trabajo vigente y
un “prototaylorismo”, caracterizado por estar más centrado en el disciplinamiento
que en la productividad, en la medida en que la rentabilidad provenía de
mecanismos reguladores estatales, favorecía el mantenimiento y crecimiento del
empleo. El sindicalismo no intervenía sobre el proceso de trabajo ni era éste
tema de negociación; en cambio podía debatir acerca de los montos salariales a
otorgar por aumento de producción.
d) La estructura
organizativa por niveles, la figura del sindicato único por rama de actividad y
de la confederación con actuación sobre los escenarios políticos y
macroeconómicos, constituían el cuarto pilar que garantizaba el sistema de
relaciones y el poder cupular del sindicalismo.
En esta nueva etapa que, aunque
tiene sus inicios a mitades de los ‘70, comienza a consolidarse desde
principios de los ‘90 -por medio de la reestructuración productiva, la
innovación tecnológica y la globalización-, también el estado se retira del
centro de la escena. Desarticula los institutos laborales típicos de la
regulación anterior, favorece la flexibilización de la contratación y de
disciplinamiento laboral. La negociación centralizada pierde validez ante la
heterogeneidad de las situaciones laborales que el proceso de reconversión
productiva y/o privatización genera en las empresas. Los gremios líderes de la
época anterior ya no son referencia nacional en materia de niveles salariales o
de condiciones de trabajo, debilitando la ID sindical.
El contexto social
La apertura económica, reforma
del estado, privatizaciones de empresas públicas y tanto el crecimiento
como el estancamiento económico
transformaron el escenario social y económico. A partir del 75´ hubo aumento de
pobreza, desigualdad, incremento de desempleo y trabajo precario y trabajo informal.
La situación del mercado de
trabajo en argentina en los 90´ puede sintetizarse señalando: el empleo
asalariado del modelo keynesiano se encuentra en retroceso en el mercado
laboral, el empleo protegido se contrajo aún más, hubo una disminución del
ingreso medio y aumento de inequidad.
El sindicalismo nacido del pleno
empleo es golpeado por esta realidad económica y social que lo afecta desde dos
vertientes:
1) Desde el
cambio de la inserción de los asalariados, que dejan de ser trabajadores plenos
para pasar a ser precarios, contratados, con salarios inferiores y no siempre
tributarios de la seguridad social.
2) Se encuentran en un escenario
con nuevos actores, entre ellos los desempleados y los excluidos. Frente a
ellos, no tiene una experiencia acumulada que le permita dialogar, no hay
puentes ni canales de comunicación, lo que va construyendo nuevas
segmentaciones.
El debilitamiento
de la identidad
El análisis de este problema
debe ser visto desde dos dimensiones diferentes:
Por un lado desde las
transformaciones económicas mundiales, y en especial en materia tecnológica y
organizacional. Son los cambios que de una manera u otra afectaron al
sindicalismo a nivel internacional, con disminución en las tasas de afiliación,
pérdida de poder y de influencia en la vida social. Además debe agregarse las
medidas de desregulación realizadas por el estado q atentaron contra los núcleos
centrales del movimiento obrero.
Ese conjunto de medidas va a
afectar las dimensiones caracterizadas como dadoras de identidad sindical. Por
un lado por la cada vez mayor fuerza de la descentralización de la negociación
colectiva y, por otro, por los intentos explícitos o implícitos de cambiar el
modelo de estructura sindical que, entro en crisis ante la emergencia de nuevos
actores, por los cambios tecnológicos y organizativos que se introducen en un
marco de fuerte heterogeneidad entre las empresas y los trabajadores, por la
aparición de nuevos temas y áreas de negociación.
La negociación
colectiva
En junio de 1991, un decreto
establece que el aumento salarial fundamentado en una mayor productividad
implica que los empresarios no pueden argumentar mayores costos, y evita que el
aumento sea trasladado a los precios. Estas normas, junto con los distintos
proyectos de Reforma
Laboral, que impulsan a la
descentralización de las instancias de constitución de las relaciones
laborales, constituyen un elemento clave para el análisis de la construcción social
del nuevo modelo de acumulación y la pérdida de uno de los pilares de la
identidad sindical.
Algunos datos que muestran las nuevas
formas de negociación:
1) La tendencia a
realizar negociaciones en el ámbito de la empresa fue una de las dinámicas más
claras del período (1991-1999), y este comportamiento fue bastante homogéneo
para casi todos los sectores.
2) La dinámica
negocial -ya no dependiente de “rondas” de negociación donde todos los actores
negociaban de manera simultánea- no es homogénea para todos los sectores de
actividad. Fundamentalmente, se trata de empresas con una fuerte afluencia de
inversión extranjera directa y de empresas privatizadas que se multiplican tanto
a nivel nacional como provincial
3) Cambio en los
contenidos y temas de la negociación, dimensiones centrales para entender que
se está en presencia de un nuevo tipo de negociación). Es el ítem donde se
introdujeron más cambios. El principal tema negociado fue la flexibilidad, en
la que se incluyen modalidades de contratación, cláusulas que posibilitan formas
no “típicas” de contratación, cambios en el tiempo de trabajo, flexibilidad en la organización del trabajo y en las remuneraciones.
A pesar de estos cambios que
facilitaron la emergencia de un nuevo tipo de negociación, creación de nuevos
ámbitos, temas y nuevos actores, El sector empresario brega por una
descentralización total de la negociación y la posibilidad de negociar a nivel
de empresa en forma directa con los trabajadores y los sindicatos mantienen una defensa de la
negociación colectiva centralizada o articulada y en la práctica aceptan nuevas
condiciones y negocian de modos muy diferentes de los típicos del modelo anterior.
El dinamismo e innovación de la
negociación colectiva del período quedan opacados por su alcance, que abarcó
sólo a un conjunto de los trabajadores asalariados, centrado fundamentalmente
en actividades dinámicas y “de punta” que constituyeron relaciones de carácter
asimétrico, donde predominaron los contenidos sobre la flexibilidad con una
débil performance en materia de capacidad gremial para negociar aspectos
relevantes del proceso de trabajo. Sin embargo, en contraposición, se negocian
nuevos temas vinculados con el proceso de trabajo ausentes en la tradición de
negociación en la Argentina, los acuerdos se renuevan periódicamente, emergen
nuevos actores, etc.
Las obras
sociales y su desregulación
La participación sindical en las
obras sociales creó nexos importantes entre el trabajador y el sindicato
respectivo. Fue una herramienta que facilitaba la incorporación del trabajador
al sindicato, y favorecía de algún modo el desarrollo de una solidaridad, fortalece la densidad sindical (relación
existente entre trabajadores activos, registrados, y la cantidad de
trabajadores afiliados). Una disminución discreta de la tasa de afiliación en
el sindicalismo argentino es adjudicada a la reducción de las prestaciones
sociales y salud por parte de los gremios.
El sistema de salud de la
Argentina se basó durante un largo período en una importante red de hospitales
públicos y en las obras sociales como programas de seguridad social basados en
organizaciones como los sindicatos. La
situación del mercado de trabajo y de las
políticas de ajuste fiscal resintió los servicios sociales y la redistribución
social ejercida por el estado, financiados por el aporte del afiliado y
patronal. Los sistemas de seguridad social -salud y jubilaciones- fueron
afectados estructuralmente en su capacidad operativa por las fuertes evasiones
de los empresarios sobre las contribuciones de salario, la disminución en el
número de aportantes y caída de los ingresos en el trabajo. Para las obras
sociales sindicales esta situación se vio agravada por el aumento de los costos
en salud.
En 1997 se reglamenta la
posibilidad de elección de obra social por parte del afiliado, lo que pone en
competencia a las obras sociales entre sí, siendo el sistema solidario
atravesado por la competencia por el afiliado. Esta situación pone en cuestión
-más allá del poder económico- una importante fuente de identidad sindical. El
debilitamiento de las obras sociales o achicamiento de algunas, el cierre de
los establecimientos propios, va corroyendo el tipo de identidad construida
sobre la base de agencias de servicios. Estas situaciones de debilidad en la
prestación de esos servicios comienzan a resquebrajar las mismas fuentes de
identidad que habían logrado construir.
La
Confederación General del Trabajo (CGT)
Los representantes sindicales de
esta central han reaccionado en forma corporativa intentando reasumir formas de
negociación centralizada -o al menos articulada- en materia de actualización de
los salarios básicos de convenio y de confrontación a nivel macro con las
políticas de ajuste y de flexibilización laboral. Constituye el grupo que
intenta seguir manteniendo el poder y la identidad a través de los viejos
mecanismos y el que posee mayor dialogo con el gobierno. En 1994 contribuyeron
a constituir una “flexibilidad negociada”, firmando con el estado y
organizaciones empresariales para elaborar conjuntamente leyes que tiendan a
disminuir el “costo argentino” y a flexibilizar la normativa laboral. También
tratan de preservar las obras sociales.
La Central de
los Trabajadores Argentinos (CTA)
Fundada formalmente en 1997 como
central de trabajadores alternativa a la CGT sus dirigentes se plantean
desarrollar la nueva central en términos de un sindicalismo “autónomo,
independiente del estado, partidos políticos y empresas”. La nueva organización se planteó otros temas
en la búsqueda de su identidad: el carácter político o sindical de la
organización; grado de autonomía y el tipo de afiliación.
El punto de diferenciación más
claro que se propone la CTA está vinculado al modelo de afiliación, del
que las centrales obreras habían
esgrimido en la Argentina. El nucleamiento puede estar integrado por entidades
de primer grado y segundo grado o por adherentes individuales.
Aceptar adherentes individuales
constituye un cambio con el modelo de representación. La adhesión se define
como una opción política ideológica más que como un instrumento de la
negociación colectiva.
También se realizaron acuerdos y convenios ad-hoc,
con universidades e instituciones del mundo académico, destinadas a la capacitación
e información útil para el mundo sindical.
Desarrolla actividades para
promover medidas económicas destinadas a desempleados, en este sentido es la
central que mejor se identifica con la figura del trabajador como “ciudadano”
independiente de s acción laboral.
El Movimiento
de Trabajadores Argentinos (MTA), actual CGT disidente
Este sector conformado en
febrero de 1994 se amplió en el marco del enfrentamiento sobre la última
reforma laboral, cuyo objetivo era imponer mayor descentralización en la
negociación colectiva, primacía del convenio del ámbito menor y cuestionar la
figura del sindicato único como firmante de la negociación, extender el período
de prueba, etc., e incorporó algunos de los gremios tradicionales, como los de
metalúrgicos, metalmecánicos y el de la construcción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario