Estrategia económica y
negociación política en la reforma social de los noventa.
Cortés, Rosalía y Marshall, Adriana (1991)
En este artículo
se discute, en el caso de la Argentina, el determinante de la adopción y
formulación del nuevo modelo de “reforma social” y del grado en que la
intervención social del estado se transformo efectivamente de acuerdo con sus lineamientos.
Modelo analítico
Aquí se
discuten las políticas estatales dirigidas a modificar las regulaciones
sociales vigentes y se argumenta que la reorientación de estas regulaciones no
puede ser incompatible con los requerimientos de la nueva estrategia económica
que supone una pauta distributiva. En el proceso de reformulación y el de implementación
inciden además diversos factores socio-institucionales y políticos, estos
pueden obstaculizarla o facilitarla.
Determinantes de la reorientación de la política social
La Argentina
llego a los 90´ con un esquema de educación, salud y un sistema de seguridad
social ligado al empleo que enfrentaba severas dificultades financieras a largo
plazo. La orientación de la provisión de servicios sociales, de la seguridad
social y la legislación del trabajo habían sido compatible con los
requerimientos de un modelo de crecimiento económico basado en el mercado
interno. A raíz del persistente déficit fiscal agravado por la deuda externa, a
fines de los 80´ el deterioro de la provisión estatal de servicios sociales se
había agudizado y el sistema previsional estaba desfinanciado, además, los
empresarios se oponían más abiertamente a las regulaciones laborales
protectoras. En este contexto prosperó la noción según la cual era necesario
transformar la política social.
Requerimientos de la estrategia económica
Después de
la hiperinflación de 1989, el programa de liberalización de la economía de 1991
estableció la libre convertibilidad, una tasa de cambio baja, mecanismos de
control salarial y disciplina fiscal, deteniendo así la inflación. El programa
reposiciono a la Argentina en el orden internacional sus medidas de
liberalización comercial y financiara, privatizaciones y el flujo de capitales,
adquirió el papel de sostener el crecimiento. Después del 91´ continuaron las
restricciones fiscal y externa que habían afectado el proceso de crecimiento a
largo plazo.
Restricción
fiscal: La libre
convertibilidad, al impedir que la emisión monetaria superar el nivel de
reservas de divisas, impuso disciplina fiscal. Sin embargo esta se veía
amenazada por la creciente deuda externa y la insuficiencia de ingresos
públicos. Por una parte, la reforma tributaria fue acotada, ya que el gobierno
no estaba dispuesto a incrementar los impuestos directos progresivos, o que
habría implicado la pérdida de apoyo político de poderosos grupos económicos.
Por la otra, el intento de reducir el elevado nivel de evasión tuvo un éxito
parcial. El único mecanismo disponible para evitar una ampliación del déficit
era el control del gasto público.
Restricción
externa: La
apertura podía originar un fuerte déficit en la balanza comercial a través de
la expansión de las importaciones de productos manufacturados que competían con
los domésticos, lo que llevó a la necesidad de mejorar la competitividad de la
industria, sosteniéndose que la forma de lograrlo era reducir los costos
laborales. La apreciación de la moneda nacional desde el 91´ había aumentado
los salarios en dólares en perjuicio de las ganancias ya que no era posible
continuar trasladando los aumentos salariales a los precios. Ante estas circunstancias,
el gobierno y empresarios argumentaron que el nivel de costos laborales
comprometía el crecimiento. Y en los años siguientes, los costos laborales
unitarios fueron cayendo debido a la conjunción de incrementos en la
productividad, estancamiento del salario nominal y rebajas de impuestos a la
nomina salarial.
Presiones político-institucionales y condiciones sociales
Los
organismos financieros multilaterales y el influyente Consenso de Washington
coincidían en que los procesos de liberalización de América Latina exigían una
drástica transformación de la política social. Esta concepción convergió con la
crítica de la OCDE al estado benefactor y su sistema de protección al trabajo y
ambas tuvieron una gran influencia en modelar la nueva visión de la política
social de los gobiernos latinoamericanos.
El modelo hegemónico
de reforma de la política social en los
años 90´ en América Latina incluyó directivas para todas las aéreas sociales.
Calificaba de ineficientes a los servicios de salud y educación, adjudicándole
a esta última un rasgo a favor de la clase media, perjudicando a los sectores
de bajos ingresos. Para mejorar la eficiencia del gasto publico social y
revertir el sesgo distributivo proponía la focalización y descentralización de
los servicios. En cuanto a la política laboral enfatizó en desmantelar la
protección, limitar el poder sindical y descentralizar la negociación
colectiva. En cuanto a la seguridad social, se colocó el eje sobre la
privatización del sistema, que permitiría controlar el gasto público y reforzar
el mercado de capitales.
En el caso
de Argentina tres factores decisivos reforzaron la opción gubernamental desde
1991 como el único que permitiría ajustar la política social a los
requerimientos de la nueva estrategia económica: las recomendaciones de las
instituciones internacionales reforzadas por la condicionalidad de los préstamos,
la presión de poderosos grupos económicos y el “clima” ideológico local. El
FMI, imponía la condicionalidad en un momento en que la Argentina era
extremadamente dependiente del ingreso de capitales y los préstamos externos.
El clima ideológico en el país era propicio; amplios sectores de la población
culpaban al estado empresario, líderes sindicales y trabajadores estatales por
el deterioro del servicio público.
Otros
factores que facilitaron la transformación fueron la expansión de la pobreza y
crecientes niveles de desempleo. En la década del 80´ las “políticas de ajuste estructural” habían generado estancamiento
y empeorado los niveles de vida y para el 89´ el proceso hiperinflacionario
produjo un dramático salto en la pobreza y desigualdad. La estabilización para
el 91´ tuvo un efecto favorable pero efímero sobe el empleo, salarios y
pobreza. Más adelante el cierre de establecimientos, incremento de la
productividad, concentración y privatizaciones se conjugaron para reducir la
demanda de mano de obra. Como consecuencia de las altas tasas de participación
laboral femenina y las tendencias del empleo, el desempleo aumento a cifras de
dos dígitos desde 1993. Esta situación junto con los cambios en las
regulaciones laborales, incidieron negativamente sobre los niveles de salario
intensificando la pobreza y desigualdad distributiva. En este marco, el
gobierno lanzó nuevos programas focalizados en la pobreza, para evitar el
descontento.
Educación: La descentralización de la educación secundaria comenzó en 1992 y la Ley
Federal de educación regulo la transformación total del sistema educativo. Esta
ley extendió los años de educación obligatoria, introdujo cambios en los
programas de estudio y previó la creación de esquemas de capacitación docente y
se estipuló un aumento del 20% anual en el presupuesto educativo. En el nivel
universitario la gratuidad de la enseñanza fue cuestionada por la ley de reforma
de la educación superior que permitió el arancelamiento destinado a incrementar
los fondos y que supuestamente moderaría el sesgo a favor de las clases medias
en la educación universitaria.
El proyecto
de reforma educativa fue ambicioso, pero su implementación encontró
impedimentos: la resistencia gubernamental a otorgar los fondos necesarios para
la reconversión y la falta de un diseño institucional adecuado a los nuevos
planes.
Los
gobiernos provinciales cuyos recursos ya eran escasos para enfrentar los gastos
derivados de la descentralización de la educación secundaria, tampoco estaban
en condiciones de encarar los gastos originados en la reforma. Por otra parte,
el incremento del 20% destinado a la educación se redujo luego de la crisis de
1995 y las demandas de los sindicatos docentes por mejoras salariales hicieron aún
más visibles los problemas del sistema educativo y los defectos de la reforma. La intensificación del deterioro del sistema
amenazaba con erosionar la educación pública, altamente valorada por la clase
media y baja.
Salud: Las
medidas principales incluyeron propuestas de corte administrativo-financiero,
como el intento de transformación de la modalidad de gestión financiera de los
hospitales, profundización de descentralización hospitalaria y privatización de
servicios periféricos y de ciertos servicios de salud. La medida de mayor
relevancia fue el decreto de 1993 que proponía transformar los hospitales
públicos en unidades de arancelamiento de los servicios a personas con “capacidad
de pago” y prestadores de salud. La atención médica gratuita quedaba
restringida a los sectores de más bajos ingresos y carentes de cobertura social
y seguro privado.
El modelo
autogestionado no llegó a consolidarse ya que el arancelamiento de servicios
hospitalarios tuvo una aplicación limitada debido a la falta de pago por parte
de obras sociales y a la baja capacidad contributiva de los usuarios. Al
continuar las dificultades financieras, la prolongada decadencia de la
provisión de servicios de salud no pudo ser revertida, prosiguió la escasez de
personal profesional y técnico, y crecía la demanda de atención médica gratuita
debido al incremento del desempleo. Tal
como en el caso del área educativa, se prosiguió asignando la mayor
parte del gasto a los servicios cuya provisión había sido universalista y que,
luego de la reforma, en principio era gratuita solo para quienes tenía
condiciones graves de pobreza. Los programas nacionales solo recibían el 2.5%
del gasto público total en salud.
Pobreza: Para dar respuesta al elevado desempleo, el Ministerio de Trabajo creó e/
1993 y 1997 un programa de empleo y capacitación acotados; incluían esquemas de
creación de empleo público temporario y subsidios a la generación del empleo en
el sector privado, pero estos tuvieron magro alcance y poca significación: en
1997 alcanzaban solo el 7% de los desempleados urbanos.
El aumento
del desempleo se convirtió en objeto de preocupación y comenzó a suscitar las críticas
a algunas políticas económicas vigentes. En el escenario preelectoral esto
llevó a la formulación de programas sociales que tuvieron corta duración y
fueron blanco de diversas modificaciones.
Sistema Provisional: Si bien la crisis financiera del sistema estatal era
evidente, la opinión pública era favorable a la idea de que era necesario
reformarlo. La reforma provisión fue sancionada después de negociaciones en
las que el gobierno acepto modificaciones exigidas por los representantes
sindicales que posibilitaron la incorporación de los dirigentes al negocio del
retiro privado. La ley aprobada en 1994
estableció un sistema de cuentas de capitalización privada. Sin embargo,
mantuvo un componente estatal de reparto y creó cuentas de capitalización en un
banco del sector público.
Obras sociales: Durante los años 90´ el gobierno
propuso que, para mejorar la eficiencia de los servicios de salud de
asalariados, se permitiera a las firmas de seguro privado de salud ofertar
cobertura junto con las obras sociales, y que los trabajadores pudieran elegir
e/ unas y otras. Este proyecto intentó erosionar el monopolio sindical en la
provisión y financiamiento de la cobertura de salud de los asalariados. Su
concreción había desviado los aportes hacia las firmas privadas, por lo que el
liderazgo sindical lo resistió activamente, pero el Ejecutivo pudo
reiteradamente amenazar con la desregulación total de las obras sociales para
negociar con los líderes sindicales. El gobierno también utilizo esta
herramienta para negociar futuros proyectos.
Legislación del trabajo: Los objetivos
de la nueva política laboral incluían control del salario y la reducción de
impuestos a la nómina salarial, la reformulación del papel del convenio y del
poder sindical, flexibilización de los contratos de trabajo e indemnización por
despido. A partir de 1991, una sucesión de leyes y decretos modifico la
regulación del salario, el derecho a huela y el alcance y contenidos de la
negociación colectiva, también se crearon modalidades contractuales temporarias
como rebajas o eliminación de las contribuciones de seguridad social y además
se redujeron los aportes a empresarios a la seguridad social y asignaciones
familiares, se reformo el régimen de protección frente a accidentes de trabajo,
limitando las compensaciones e introduciendo seguros privados obligatorios que
beneficiaban a las compañías de seguro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario